lunes, 11 de junio de 2012

¿Soltera a la redonda?.....



Estaba en el chat con un amigo con el que me río, reniego; con quien solía distraerme en un karaoke, montando bici o simplemente divagando sobre arte y el arte amar precisamente, al que le decía que estaba harta, especialmente de los hombres, o mejor dicho de mi relación con ellos. Acaso ya todo está dicho? Abandonar a Morfeo al dar las 8, joda a la hora de vestir, Caramel Macchiato Starbucks al vuelo, una jornada en zapatilandia (mi trabajo o segundo hogar sino es el primero)y regresar justo antes que Dr. House decida pegar sus grandes ojos. ¿Estoy condenada a marearme escogiendo que me pongo, salir al trabajo sin desayuno y no tener a quien contarle las últimas genialidades de mi jefe más que a la almohada y las cuatro paredes de mi habitación?. He llegado a la conclusión que la soledad y el invierno en Lima son mala combinación. Pero cómo calmar la odiosa ansiedad que se incremnta por estos días como tu antojo por chocolate. Creí que la peluquería resolvería el dilema hasta que empezaran a notarse las nuevas raíces y allá fuí. Luego de haberle sacado la vuelta a Gladys, mi estilista, con cuanto gay stylist se cruzó en mi camino y cuando empezabamos a concentrarnos en el color de mi cabello, llegó cual embustera de cuentos de hada la última novia que colmó mi copa, de Chardonnay por supuesto, anunciando a voz en cuello que se comprometía en el 2013 y sobre todo sólo días antes que yo cumpliera 36. Juro que en ese instante me mordí los labios y no salte sobre ella cual gata rabiosa por decencia y respeto a Rossi Salinas. ¿Qué les pasa?¿Estamos todas locas? o ya olvidamos los grandes eventos de solteras: viajes a donde ningún dedo te llegue a señalar, juergas sin tener a quien confesar--borrada de casette de por medio--,y amoríos por los que no llorar.¿ No hay ninguna soltera simpática y con buen tema de conversación a la redonda?. Acaso Lima esta plagada de novias, anillos de compromiso, aros de matrimonio o huellas de ellos en dedos de millones de caballeros, perdón caballos que decidieron echarse más de una cana al aire y pululan por la ciudad como si este 21 de diciembre realmente se acabara el mundo. ¿Dónde estamos?, ¿en qué momento la diversión terminó?. Acaso lo único que queda es divagar en un mundo de novias malcriadas, esposas sumizas y recatadas, sacavuelteros y bebes llorones que no son de ningún modo mis 3 principitos. ¿Dónde están esas mujeres que aman la moda, los zapatos, los sellos de sus pasaportes, los master degree, el botox y su propio closset?.  Estas semanas y dados los últimos acontecimientos, he estado pensando en la posibilidad de tirar la toalla en esto de mi búsqueda de amor o como dice mi madre de buscar como huir de el y hacer más placentera la estancia en mi departamento de 3 habitaciones que aún ideo como llenar para enfrentar el crudo invierno que se avecina y sobre todo la estancia conmigo misma y creo saber por donde empezar. Debo de dejar de recriminarme que elijo mal y de modo recurrente, defecto de fábrica, quizás? (hablaré con mi papá al respecto)y que aplico la ley del mínimo esfuerzo, el dejar que los hombres se acerquen a mí (y yo no a ellos)y no cortar una historia cuando mi sentido común me lo exige o el mismo serenazgo enciende sus luces de peligro. Y es que cuando alguien me gusta en realidad, me precipito, me apasiono, me vuelvo socialmente repudiada por mis amigas a las que acoso con tanta palabrería anticipada sobre un chico al que ni conozco bien, con el que no sé que pasará ni el día de hoy, y menos, mañana. Pues también he de confesar que he caído en esto de sentirme sola y meterme con un peor es nada; pero si algo rescato es que la distancia que he mantenido con el sexo opuesto me ha servido para llegar a buen puerto, sola pero a salvo de un accidente en moto, una pernoctada de auto en plena playa, una vida de familia con un bartender o un amante de los gatos de los que me reservo el comentario por respeto a una querida amiga que los adora y yo a ella. El pasado me dio la razón. Los malos contrincantes terminan pagando sus culpas, es decir, coleccionando los trofeos de la derrota. Justo lo que no me pasa a mí ahora. Por ello he decidido no recriminarme y responder en silencio y con una abierta sonrisa, al cuestionario habitual de las tías entrometidas, a mi abuelita (ella lo pregunta por genuina preocupación y porque me quiere, ya lo sé), a las amigas que te miran por encima del hombro porque ya tienen un hombre y demás curiosos especímenes. Pero por más aterrador que a veces parezca “lo desconocido” (porque el futuro es lo que aún no pasa y lo que jamás sabremos), me tranquiliza pensar en mis desiciones pasadas. Pues ahí vienen casi siempre las buenas noticias. Decidida a vivir mi presente estoy en clases de Retail porque siento que tengo que aprender de algo que me gusta. He vuelto a escribir porque me gusta encandilarme y encandilar a los que quiero con curiosas historias que amenizan la estancia en solterilandia. Me divierto con mis sobrinos hablando de Iron man, Mc Queen y Perry el ornitorrinco. Me gusta que Giacomo ya sepa decir tía, porque está en la etapa en la que repite como un lorito sonriente las pocas palabras que sabe). Preparo mi viaje de cumpleaños porque me apasiona pasear y brincar por tierras desconocidas. Hago reír a mi madre quien suspira cada vez que le cuento que conocí un chico. Descargo mi lado oscuro en el blog. Claro, a veces siento que la nostalgia me invade. Otras, me gana. No me gusta ningún chico. No veo a nadie en mi futuro cercano solo a las plantas que dejó mi madre en casa que muy pacientes me acompañan a fumar un cigarrito, mientras pienso que no soy una causa perdida, aún no. No sé si dejar de buscar novio, esperar encontrarlo, quererlo o desearlo sea una buena idea. Una buena idea sí es cambiar de estrategia y disfrutar de los pocos espacios que te permiten estar sola y feliz. Después de todo como vimos líneas arriba estar sola no es sinónimo de ser una perdedora y a mí me quedan varias peleas que ganar. 

lunes, 14 de mayo de 2012

Noche de copas, noche loca....


Viernes, 11:51 de la mañana, sed descomunada, cero productividad y menos ganas de enfrentar al inhodoro para devolver el cocktail de Claudia Paez de ayer. Esto de vomitar nunca fue mi fuerte, tampoco la buena cabeza para el trago...y porsupuesto el amor, sino que lo diga mi abuela, que vive recordándome que el tren se me pasa, aún cuando todas sabemos que el más lento del mundo esta acá en Lima y encima es eléctrico. A estas alturas ya no sé que cosa es más fuerte si esta resaca de viernes o el hecho de no recordar donde quedó mi buen juicio; si es que alguna vez lo tuve, definitivamente sí: antes de mezclar champagne con whisky. Lo cierto es que ahí estoy de nuevo en medio de una sofera resaca, pero una particular-más que el Markham College- no recuerdo mucho y lo poco que sí, me avergÜenza. Como hacer si tienes 34, se te pasaron los tragos y caíste en el juego del típico aprendiz de pendejo que con su pose de muchacho decente y trabajador no engaña a nadie, sólo a una ebria doncella que tiene todo el derecho de perder el rumbo de vez en cuando. Y lo peor de todo no puedes ir tras él, porque ya estás bastante grandecita para echarle a otro la culpa de tus desgracias. ¿Cómo haces si quieres partirle la cara y pedirle que mantenga en secreto los dulces susurros que por error o añoranza de quien sabe que otro imbécil que se cruzó en tu camino, dejaste escapar, presa de la bebida y siendo honestas, de un par de canciones de Gianmarco y uno que otro pucho?. En fin, asumo que si llegaste a este párrafo algún día borraste casette y andas por el mundo con cara de consternada sin saber cómo hacer para meterte bajo tierra junto con el proyecto del Metro en Lima y no salir en años. Aquí unos tips: Déjalo ir A estas alturas ya estás grandecita como para comprender que hagas lo que hagas nunca podrás tener de novio a Brad Pitt, protagonizar una pela con Leo di Capprio y menos borrar tu pasado y reemplazarlo por un momento grato con tu perro, tu gato o el que fue "tu peor es nada". Es imposible. Por más que te lamentes no lo lograrás, creéme, intenté hacerlo millones de veces y lo único que hice fue perder mi tiempo y varios cabellos en el intento. Todo pasa Aquí es cuando tienes que echarle un vistazo al manual que tu madre grabó para ti de tanto mencionarlo. "Lo que no te mata te hace más fuerte". "Ya pasará". "Todo pasa". Y es cierto, sino como explicas que tu primer amor sea uno de tus relatos preferidos a la hora de tomar un chardonnay con tus amigas, aún cuando el maldito te echó de su vida sin dar razón alguna para andar con los amigos o discoteckear cuando a ti por la edad no te lo permitían. Enfocate en otra cosa Primero que nada recuerda que pocas cosas le dan a la mujer más confianza y elevan su autoestima que ser vistas con un gran escote o un par de zapatos taco aguja. De modo que si se te pasaron los tragos, descuida, todo lo demás que hiciste esa noche, tendrá menos reelevancia a lado de tu espectacular atuendo o sensacionales zapatos. Por eso si piensas beber, cerciórate de usar lo mejor de tu armario y pedir la compañía de una buena amiga. Ya sabes, eso que dicen de dime con quien andas.... es cierto. Revisa tu BB Y pásale la voz a esa amiga que pese a tus suplicas te sacará de los pelos de una reu si tu estado te juega una mala pasada. Yo ya encontré a una. Y finalmente yo también creo que hay que besar unos cuantos sapos hasta besar al indicado. Además todo en esta vida se trata de acumular experiencias y sensaciones para saber cuál evitar y/o atraer en un futuro. Entonces suerte y salud!

jueves, 9 de febrero de 2012

Una vela por San Valentín


Porque si nos sabemos la teoría de paporreta, si ya tenemos en nuestra cajita (o cajota) de Pandora --así nos duela reconocerlo-- las típicas metidas de pata para ahuyentar a alguien que recién conocemos y sabotear una relación(sobredosis de interés, multiplicación de llamadas, expectativas tamaño globo aerostático, entre otras), continuamos sintiendonos perseguidas como gatos techeros nocturnos en busca de guarida por la culpa de un Valentín que nunca llega para quedarse.
Día 6, 8 días antes del esperado día. Dos mujeres solteras, un vino blanco y yo compartimos algo más que risas, anécdotas y confesiones; mucho antes del final de la noche, ya había aparecido en la conversación esa odiosa y aterradora: ¿en qué estabas pensando para seguir saliendo con ese tipo?.
La primera de ellas, estaba saliendo con un hombre divorciado que arrastraba temores y frustraciones, algunos de infancia, con los que aparentemente no había podido lidiar ni con la ayuda de las olas, su tabla y un "joint". Llevaban poco más de 8 meses saliendo-típico en estos tiempos- y ella aún no había recibido una invitación formal o si quiera una propuesta encubierta para ser "la novia" y menos una que dijera:"¿Cenamos por San Valentín?".
Si bien es cierto, las formalidades sobre todo a la hora de entablar una relación amorosa no son más las que vimos al cumplir 15 o 16, existe en algún momento un implícito acuerdo mediante el cual nos comprometemos a ser fieles, tomarnos de la mano y quizas a llevar la cuenta del tiempo juntos. Y esto a juzgar por lo que dijo, no se había materializado, ni en sus sueños de opio.
Y por dentro digo. ¿Ocurrirá lo mismo de siempre?. Después de un par meses de intentar descifrar el codigo para formalizar la relación y varios intentos fallidos de terapia grupal y amistosos electroshocks, mi amiga se dará cuenta que Pedro, sí vamos a llamarlo Pedro, el niño que nunca iba a crecer no se iba a comprometer con nadie más que con los patines en los que se montaba para ir a algunos lados...
La segunda, no le acertaba a nada, había salido con un hombre, de esos que quieren aparentar ser los más honestos, y no son más que una careta del típico pendejo que te dice fresco como una lechuga, que “aún” está casado, pero que se está separando (ojo, separando, no separado) y quiere que lo esperes, lo acompañes y lo mimes, porque “pobrecito, está pasando por un momento difícil y no puede “comprometerse tan rápido otra vez”. Hoy, se había topado con un borderline por el que paradojicamente había perdido la cabeza y se había enamorado sin ningún control o sentido de realidad. Trago amargo más (pausa) y pasénme un cigarro por solidaridad....
La última y más jóven de las tres estaba envuelta en un idilio que ella misma había creado sin saber como salir. Tenía 4 años de relación, no era lo mismo, y "Panda"-así es pues como lo llama- había pasado de ser su novio a su mejor amigo. Un ser incondicional con quien ir al cine, estudiar y bailar pegado y a quien decidió encarar así como logra hacer Facebook a la hora de actualizar tu estado social; que no tuvo mejor idea que voltear la tortilla y soltarse en plaza provocando en ella los celos más injustificados del planeta. Porque uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde o porque somos perros del hortelano (yo le voy a lo último).
El resultado de todo esto fue que las 4 tendremos que hacer de tripas corazón y soplar la vela del susodicho San Valentín un año más cerrando los ojos y pidiendo como deseo que vuelva, pero para quedarse.

martes, 31 de enero de 2012

¿Haz visto mi nuevo motor?






Sé que durante estos últimos meses he estado escribiendo menos que antes.Si bien durante estos meses mis viajes se detuvieron, el motor que mueve y guía cada uno de mis tecleos : MI CORAZÓN...estaba averiado (y no me apena confesarlo porque habría de estarlo). A penas encendía.... no lograba prender más que un par de segundos y recurrentemente me tenía entrampada en una carretera sin salida. Aún cuando intenté de todo, si hasta me puse mameluco e hice de mecánica y oídos sordos a todo aquel que decía que mi motor no arrancaría, que "estaba hecho trizas y con el lo más profundo de mi ser"...."Que debía estar a salvo", "que era momento de ir por uno nuevo".
Hacer una cosa así era para mí el equivalente a volver a dar un salto al vacío, una apuesta arriesgada, un capítulo que volvía a cerrar sin ayuda de nadie, pero confiaba en mi, no sería la primera vez y tenía además una red de contención que llevaba el nombre de cada uno de mis amigos. Este gran cambio lo hice alentada por la misma persona que me insistió en "que ese motor solo daría dolores de cabeza": Mi madre.
Ojo, no culpo a nadie por lo ocurrido. No tengo cinco años, ni la ingenuidad de Angelo y Marcelo.... era obvio que el motor no funcionaría, hacía ruídos extraños, molestosos y vaya que pasé mucha vergÜenza por su causa... aún así aposté por él y creí que con una dosis de buen trato y poco recorrido caminaría. Porque estas decisiones (confiar, amar, renunciar) las tomé yo sola y sólo yo soy la responsable. Como dice mi padre, "Siempre tú la intrepida, ¿Pórque no eres como tu hermano?","la amante de lo difícil, los retos y las causas perdidas también.".
No fue tan fácil, confieso, pero me mantuve de pie y me llene de valentía para pedir un aventón y verlo luego desaparecer por la ventana trasera del auto a medida que la nueva máquina me traía de vuelta al mundo real y nunca más lo volví a ver.
Acá quiero decir que el amor es lo de menos, que un corazón roto se puede reconstruir, que uno se cura y que siempre habrá lágrimas porque sólo ellas te ayudan a fortalecer. Que la clave está en armar un corazón siguiendo como patrón tu pasión por las cosas que amas así como yo: escribir, marketear zapatos, comprar por supuesto, juguetear con mis sobrinos y subir al banano con la familia.
Las mujeres amamos con intensidad, entregando cuerpo y alma. Dicen que gozamos de una fortaleza inigualable que nos ayuda a superar el dolor del adios, la traición y el desamor. Muchos empresarios hoy deciden tenernos dentro de su staff por la garra y el carisma que nos caracteriza. Somos una gran caja de sorpresas pero una caja fuerte y a prueba de balas.