miércoles, 30 de octubre de 2013

De amor y otras batallas

Me gustaban aquellos viernes. Cruzaba a prisa la avenida y entraba a la cafetería como si fuera la cocina de mi casa. La manager igual que el muchacho de la caja me reconocían y aceleraban mi orden para que yo pudiera sentarme en la mesa de siempre a narrarle al computador la historia de una María que dejaba de creer en el amor pero que  siempre terca y optimisma volvía a las andadas, como atrapada en un círculo vicioso al mejor estilo de Corín Tellado.  Nunca pensé que en el camino este blog se convertiría en mi deporte favorito de autoayuda.
Jugué en el equipo de las solteras considerable tiempo de mi vida. Dios, la china  y mi madre no me dejarán mentir. De ese lado de la cancha conocí el amor no correspondido, el "soy yo, no eres tu" y los viajes, mas bien las huídas inesperadas a la tierra del nunca jamás. Es cierto, el score me robo muchas victorias aunque debo reconocer que mi manejo con el balón en ocasiones y con el tiempo se torno más sutil y menos porfiado. De lejos lograba divisar lo que sería una victoria y anticipar una derrota, un corner o una posición adelantada. Estoy consciente que quedaría mucho mejor dejando aquí por sentado que la pelota siempre estuvo en mi cancha pero quienes me conocen de cerca saben que no fue así. Tsu Zun dice que el arte de la guerra se basa en el engaño, en aparentar incapacidad, en golpear al enemigo cuando esta desordenado. No tengo claro que así fuera. Sí, que a pesar del expertise no lograba voltear el marcador en mucho tiempo, cuando lo ví a él, dándome un pase de media cancha  para que yo pudiera anotar y llevarme a casa el trofeo de una gran victoria, que en honor a la verdad ni siquiera ví venir.

Eso es todo?.A bajar la guardia pensé. Lo cierto es que el mundo de las relaciones es un campo minado, tan o más complejo que el de la soledad. Seamos honestos,  cuando una esta sola vive según sus propias reglas, si compartes tu vida con alguien estas obligada a usar el verbo ceder y eso en ocasiones es tan difícil como que Perú vaya a un mundial.  En situaciones, me sorprendo pensando exclusiva y únicamente en mi y solo en mi. Les habla una persona que visitaba su cocina sólo por casualidad, que vestía como quería aunque eso provocara desavenencias con el resto y  encontraba en su habitación la cura al imsomnio, la crisis y una decepción. No me interesaba conocer gente, era más feliz los fines de semana encerrada en mi habitación black out abajo, que exponiéndome a un lugar desconocido o al juicio de un tipo con el que muy probablemente estaba destinada al fracaso.  Increíblemente apenas 6 meses después estaba cocinando y difundiendo comida peruana, conociendo nueva gente, nuevas costumbres,  una ciudad y un país en el que nunca imagine planear un futuro, una empresa , una boda...
A veces es bueno perder la batalla, sufrir pero no morir en el intento, negociar sin perder escencia y respeto. Después de todo que tan malo puede ser planear un futuro mutuo y caminar 6 cuadras por un café de Starbucks si al final del camino te espera una sonrisa y un cartel que lleva tu nombre.
Dicen que uno empieza a vivir cuando deja atrás su zona de confort. No extraño mi época de soltera, creo que viví lo que debí vivir para llegar a disfrutar de este punto de mi vida, jugar otro partido y escribir un nuevo capítulo de esta historia esta vez con final feliz.